David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar… mas David se fortaleció en el Señor su Dios.
– El ejemplo (1 Samuel 30:1-20): David y sus soldados se unieron momentáneamente a los enemigos de su pueblo para huir de la persecución. ¡Qué grave error! Dios los liberó de esta situación equívoca, pero también permitió que sufrieran las consecuencias de dicho error. Durante su ausencia, la pequeña ciudad de Siclag, donde ellos vivían, fue saqueada y quemada, las mujeres y los niños fueron llevados cautivos… ¿Estarían muertos, o prisioneros? David perdió todo. Incluso sus amigos se rebelaron contra él. No tenía nada… ¡solo le quedaba Dios! Entonces “David se fortaleció en el Señor su Dios”. Recobró ánimo, oró al Señor y le preguntó qué debían hacer. ¡Luego salieron tras los saqueadores y recuperaron todo lo que les habían robado!
– La lección: Tal vez he tomado un camino equivocado, lejos del Señor, y estoy triste. Parece que todo está perdido. Es mi culpa, mis amigos lo saben… ¿Qué debo hacer? Como David, debo orar y fortalecerme en el Señor (Efesios 6:10), buscar confiadamente su presencia, incluso si me siento sumergido en la angustia; no debo esconderle nada. Debo aceptar su apreciación sobre todo lo que he hecho, sin dudar de su perdón, de su gracia y de su poder. Esto es lo que significa fortalecerse en el Señor, y como consecuencia inmediata, sentiré su paz, una paz profunda, sin sombra.
Luego, en mi comunión con él, tendré la fuerza para preguntarle qué debo hacer, consciente de que no merezco nada, pero también de que él se complace en responder a las expectativas y aspiraciones de los suyos, con una gran bondad.
(continuará el próximo miércoles)