“La gracia del Evangelio, tan difícil de comprender, nos pone ante la verdad y nos dice: Eres un pecador, pero puedes ir a Dios, quien te ama. Te acepta tal como eres, sin que hagas nada, sin que des nada, te quiere a ti, por completo… Dios vino hasta ti, pecador, para salvarte. ¡Regocíjate! Al decirte la verdad, Dios te libera. Delante de él, no puedes esconderte. La máscara que llevas frente a los hombres no sirve de nada en su presencia, Dios quiere verte tal como eres… para concederte su gracia”.
Sea como fuere, cuando esta voz de la conciencia nos habla, tomémosla muy en serio: ella nos recuerda que Dios tiene algo que decirnos, y no olvidemos que solo él puede purificarnos del pecado.
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Josué 16-17 – Colosenses 1:15-29 – Salmo 135:1-7 – Proverbios 28:21-22