La Buena Semilla: Martes 17 Noviembre
Martes
17
Noviembre
Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
1 Pedro 1:7
En la escuela de Dios

Había planificado mi viaje desde hacía meses, pero un accidente acabó con mis planes, pues me fracturé una pierna y tuve que estar inmovilizado varias semanas. Al permitir un acontecimiento desagradable en mi vida, el Señor me obliga a pedirle ayuda. Me responde, y así no solo hace que mi fe sea más sólida, sino que me da un conocimiento vivo de sí mismo, que nunca hubiese podido adquirir de otra manera.

Hay que llorar para conocer a Aquel que consuela, inquietarse para descubrir a Aquel que tranquiliza, estar en peligro para encontrar a Aquel que protege y libera. En el cielo, donde no habrá más tristeza, ni obstáculo que superar, ni enemigo que vencer, ya no tendré la oportunidad de encontrar en Jesús a Aquel que es la respuesta a todas mis necesidades.

A través de mis necesidades aprendo a conocer a Cristo, su poder, su amor y su interés por mí. Esta es probablemente la explicación de la mayoría de mis pruebas. Sí, la vida cotidiana, por sus propias dificultades, es una escuela irremplazable. Me permite adquirir un conocimiento experimental de mi Señor Jesucristo, conocimiento que producirá una alabanza eterna. Aprendo a conocer “la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10), uno de los temas del cántico que será entonado en el cielo por todos los que Cristo redimió.

Así, cuando mi vida en la tierra termine, en el cielo no me recibirá un Señor lejano, sino un Salvador amado, un Amigo conocido.

Josué 6 – Hebreos 8 – Salmo 126 – Proverbios 27:23-27