En la sociedad hay mucha gente que pasa desapercibida. Como no hacen ruido, uno no se preocupa mucho por su opinión o sus aspiraciones. Pero aunque pasen inadvertidos para los hombres, una cosa es cierta : Dios los ve y conoce las circunstancias de su vida. “Desde los cielos miró el Señor ; vio a todos los hijos de los hombres” (Salmo 33 : 13). “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos” (Salmo 139 : 3). “Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba” o : ¿no lo ve el Señor ? (Lamentaciones 3 : 36).
En el evangelio según Lucas, Zaqueo, un hombre de pequeña estatura, despreciado por sus contemporáneos debido a su profesión, se subió a un árbol para ver pasar a Jesús (Lucas 19 : 1-10). Y el Señor lo vio, como vio a la viuda echar al tesoro del templo “todo lo que tenía” (Marcos 12 : 44).
¿Se siente usted aislado, ignorado, incluso despreciado ? ¡Vaya a Jesús ! Él no rechaza a nadie. “No hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2 : 11 ; Efesios 6 : 9).
Cualquiera que sea nuestro origen, nuestro color de piel, nuestro país, nuestra posición social, nuestra profesión, Dios declara que todos somos pecadores, “no hay diferencia” (Romanos 3 : 22). Y, cosa maravillosa, él ofrece su perdón a todos mediante la obra de Jesús en la cruz. Él nos dice : “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6 : 37). Desde entonces, nada “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8 : 39).
“Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos” (Salmo 34 : 15).
Jeremías 31 : 21-40 - 1 Corintios 7 : 1-24 - Salmo 102 : 1-8 - Proverbios 22 : 10-11