Antiguamente Dios hablaba a su pueblo por medio de los profetas. Y de una manera aún más bella y poderosa, Dios habló a la humanidad por medio de su Hijo, el Señor Jesús, cuando este vino a la tierra. Ahora, desde hace aproximadamente 2000 años, los hombres han podido escuchar a los mensajeros de Dios, los cristianos, quienes de parte de Dios les dicen: “Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19). Aún hoy, Dios habla a los hombres: la Biblia, la Palabra de Dios, es ampliamente difundida en el mundo, por escrito o a través de los medios de comunicación. Pero cuidado, llegará el día en que Dios se callará y no dirigirá más su mensaje de amor a los hombres.
En un pequeño pueblo la gente se había acostumbrado tanto a oír día y noche el sonido del martillo de la herrería, que esto ya no molestaba a nadie -hasta que, una noche, una falla hizo cesar el ruido, y los habitantes se despertaron muy turbados por ese inusitado silencio.
Queridos amigos, amados hijos de familias cristianas, ustedes también pueden estar tan acostumbrados a oír el mensaje de la salvación de Dios, que su conciencia está como dormida, no ha sido tocada. Si no reaccionan antes de que Dios deje de hablar, ¡será demasiado tarde!
“En una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende” (Job 33:14). No esperen más tiempo para escuchar lo que él quiere decirles, porque “he aquí
Levítico 23 – Efesios 2 – Salmo 70 – Proverbios 17:7-8