La oración está fundada en el inmenso privilegio de tener intereses comunes con Dios.
Ella cultiva y desarrolla en nosotros todas las gracias de Dios :
-
-
-
-
-
Dos obstáculos perturban nuestras oraciones :
- Si tenemos sentimientos de animosidad y rencor contra alguien, no los toleremos más tiempo. Tales sentimientos nos perjudican primeramente a nosotros mismos. Oremos a Dios por esa persona y él nos dará la capacidad de amarla. “Padre, perdónalos…”, pidió Jesús a favor de aquellos que acababan de clavar sus manos en el madero de la cruz (Lucas 23 : 34).
- Si no renunciamos a nuestra propia voluntad, si ya tenemos un proyecto definido que presentamos a Dios en nuestra oración, corremos el riesgo de que Él nos diga : “Pedís, y no recibís, porque pedís mal” (Santiago 4 : 3).
Conocer bien la Escritura es el medio de conocer la voluntad de Dios, de orar en armonía con ella y, por consiguiente, de ser escuchados.
Nehemías 9 - Juan 11 : 1-16 - Salmo 119 : 25-32 - Proverbios 26 : 1-2