La Buena Semilla: Viernes 30 Agosto
Viernes
30
Agosto
Vuélvete… no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no guardaré para siempre el enojo. Reconoce, pues, tu maldad.
Jeremías 3:12-13
Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Señor, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.
Jeremías 14:7
Tengo lo que merezco
1 Samuel 30: 1-7

David, futuro rey de Israel, cometió un grave error aliándose con los enemigos de su pueblo, los filisteos. Cuando por fin volvió a la ciudad donde moraba, la cual no debió haber dejado, encontró un desastre: la ciudad había sido saqueada, las mujeres y los niños habían sido llevados cautivos. Sus soldados hablaban de apedrearlo… ¡Fue un momento muy sombrío en la vida de este hombre de fe! “David se angustió mucho”, continúa el relato. “Mas David se fortaleció en el Señor su Dios” (1 Samuel 30:6). Su fe reapareció y Dios le respondió concediéndole una victoria completa. David recuperó todo: mujeres, niños, bienes…

En esta circunstancia David podría haberse desesperado y decir: “Tengo lo que merezco”… En efecto, era culpable de todo lo que había ocurrido y estaba pagando la consecuencia de su desobediencia a Dios. ¿Aún podía esperar el socorro divino? Pero, justamente en el día de mayor angustia, ¡David tuvo una urgente necesidad de Dios, de “su Dios”! Clamó a él fervientemente, y no fue decepcionado.

Creyentes, a menudo debemos sufrir las consecuencias de nuestros errores. Si Satanás aprovecha esas ocasiones para llevarnos a la desesperación, resistamos esos pensamientos sombríos y volvamos a Dios con fe, como David. Él nunca nos rechazará. ¡Él es el Dios de perdón, de esperanza, el Dios de toda gracia!

2 Crónicas 15 – 1 Corintios 7:25-40 – Salmo 102:9-15 – Proverbios 22:12-13