– “Maldita será la tierra por tu causa” (Génesis 3:17). Estas fueron las duras palabras de Dios a Adán después de su desobediencia en el huerto del Edén. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra… pues polvo eres, y al polvo volverás” (v. 19). ¡Dios es claro!
– “No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio” (Marcos 10:19). Podríamos ampliar la lista de los mandamientos de Dios. Francamente, ¿son tan difíciles de entender? Al leerlos, ¿podemos ignorar lo mucho que nuestro mundo se ha alejado de su Creador? ¿Podemos leer tales afirmaciones sin sentirnos tocados por el mensaje bíblico?
– “Todas nuestras justicias (son) como trapo de inmundicia”; “vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” (Isaías 64:6; 59:2). Es muy triste, pero… ¡tiene el mérito de ser claro! No podemos «compensar» con buenas acciones el mal que hacemos. Tampoco podemos tener comunión con Dios, conocerlo, si le desobedecemos.
– “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Desearíamos que estas palabras no fueran ciertas. Pero son claras, precisas, y se harán realidad un día u otro, como todo lo que la Biblia dice. Negándolo no podemos quitarle su inevitable realidad.
Como vemos, la Biblia no es complicada, simplemente incomoda a muchos… ¡Felizmente, su mensaje no se queda ahí!