La Buena Semilla: Sábado 7 Noviembre
Sábado
7
Noviembre
Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia.
1 Corintios 12:26-28
Mi hermano me duele

Como dijo un escritor: «Mi país me duele». Así expresaba el dolor y la vergüenza que le producía el rumbo tomado por los dirigentes de su país. Se identificaba con su nación, era uno con ella. Del mismo modo, si me tuerzo la rodilla, diré: «Me duele mi rodilla», y no: «A mi rodilla le duele», sencillamente porque mi rodilla y yo somos uno. Es inconcebible que una parte de mi cuerpo sufra sin que yo sienta el dolor.

Lo mismo ocurre en la Iglesia. La Biblia dice que somos “un cuerpo”, y todos “miembros los unos de los otros” (Romanos 12:5). Es, pues, anormal que yo no sienta el dolor de mi hermano como si fuera el mío. Así que no debería decir: «Mi hermano o hermana está sufriendo», sino, de forma figurada: «Me duele mi hermano o mi hermana».

Los creyentes que sufren necesitan cuidados. Pero también necesitan la simpatía de la familia de Dios. Por eso los cristianos son llamados a «dolerse por su hermano» y a mostrarle, en nombre de Dios, atención y consuelo. Nadie que sufra debería decir, como el apóstol Pablo al final de su vida: “Ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon” (2 Timoteo 4:16). Dios está realmente a nuestro lado para que nosotros también podamos estar cerca de los que sufren (2 Corintios 1:3-4). Dejemos que el Espíritu Santo derrame el amor en nuestros corazones (Romanos 5:5), para que podamos sufrir con los que sufren y estar a su lado. ¡Eso es mejor que muchas palabras!