Jesús enseñó que habrá dos resurrecciones: una resurrección de vida y una de condenación.
– La “resurrección de vida” (véase 1 Tesalonicenses 4:13-18) puede darse en cualquier momento; concierne a los creyentes que han recibido la vida eterna mediante la fe en Jesucristo. Ocurrirá cuando el Señor Jesús vuelva por los suyos: entonces los creyentes que han muerto resucitarán, luego los creyentes vivos serán “transformados” (1 Corintios 15:51-52), y todos juntos irán con el Señor. El mundo no verá este acontecimiento, pues sucederá en un abrir y cerrar de ojos.
A esta resurrección seguirá la “gran tribulación” (Mateo 24:21), el periodo más terrible de la historia de la humanidad.
Luego el Señor volverá a la tierra con poder, y “todo ojo le verá” (Apocalipsis 1:7). Establecerá su reino en la tierra durante mil años (Apocalipsis 20:2-7).
Al final de este periodo, Satanás incitará a las multitudes a rebelarse contra Cristo, pero será “lanzado en el lago de fuego y azufre” (Apocalipsis 20:10).
– Entonces tendrá lugar la “resurrección de condenación”. Esta concernirá a todos los que hayan muerto sin tener la vida de Dios. Serán llamados a la existencia por un acto de poder divino para ser juzgados ante el “gran trono blanco” (Apocalipsis 20:5, 11-15).
Si muero, ¿resucitaré para la vida o para la condenación? La bondad de Dios invita a cada uno a tomar la decisión correcta: “He puesto delante la vida y la muerte… escoge… la vida” (Deuteronomio 30:19).