Job es un personaje bíblico cuyo libro lleva su nombre. Pasó por grandes pruebas, perdió a todos sus hijos, sus posesiones, y finalmente su salud. Sin duda, pocas personas han sufrido tanto como él. Incluso llegó a preguntarse por qué había nacido. Sin embargo, la Biblia nos dice que Job era un hombre íntegro… ¿Cómo podemos entender todo lo que le pasó?
Job se rebeló contra su situación y preguntó a Dios: Yo, que soy un hombre piadoso, que siempre te he servido dedicándome al prójimo, ¿por qué debo sufrir tanto? “El Omnipotente testificará por mí” (Job 31:35).
Dios le respondió… No lo hizo inmediatamente, porque él no tiene que rendir cuentas a nadie, pero preguntó a Job: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” (Job 38:4). Dios no respondió directamente las preguntas de Job sobre el problema de su sufrimiento. Pero le mostró que nada se le escapa, ni en lo infinitamente grande ni en lo infinitamente pequeño. Job comprendió la lección y dijo a Dios: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti”.
Es imposible comprender los acontecimientos de nuestra vida con sus causas y efectos. Pero todo lo que sucede, y que a veces nos sobrepasa, forma parte de un plan universal de Dios, en el cual él controla todo. Esto puede darnos ánimo y esperanza cuando nos sentimos abrumados por las circunstancias de la vida. El Dios que nos amó al punto de sacrificar a su Hijo por nosotros, ¡nunca nos abandonará!