La Buena Semilla: Miércoles 23 Septiembre
Miércoles
23
Septiembre
El que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Juan 3:18
El que cree en el Hijo tiene vida eterna.
Juan 3:36
Error de apreciación

A principios del siglo 20, el cirujano alemán Ferdinand Sauerbruch abrió el camino a la cirugía torácica cardiopulmonar, utilizando una cámara de vacío para abrir el tórax. En su vejez, escribió su autobiografía, que termina con una referencia al juicio final. El médico imagina el siguiente diálogo con Dios:

–¿Quién puede testificar a su favor?

El doctor Sauerbruch responde:

–Espero que todos los heridos y enfermos a los que he operado y salvado testifiquen a mi favor.

Este hombre cometió el error común de imaginar que Dios le sería favorable basándose en sus buenas obras, y que otras personas defenderían su causa ante un Dios justo. Si no tenía otra esperanza cuando murió en 1951, no tuvo la aprobación de Dios, porque la única manera de salvarse es reconociendo lo que somos ante Dios, y poniendo nuestra fe en el sacrificio de Jesucristo, quien murió por nosotros en la cruz.

Un punto en el que el doctor Sauerbruch tenía razón sobre el juicio final era atribuir a Dios el papel de único Juez justo. Los que no hayan confesado sus pecados no tendrán ninguna excusa que presentar. El veredicto será: ¡culpable! Y la sentencia: tormento eterno (Apocalipsis 20:12-15).

Aceptemos la liberación perfecta que Dios nos ofrece en Jesús. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).