Sí, ¡la naturaleza cantará de alegría! Ésta es una de las profecías de la Biblia. ¿Cuándo sucederá? Cuando Jesucristo establezca su reino de justicia y alegría.
Varios salmos mencionan este júbilo de la creación: “Regocíjese el campo, y todo lo que en él está; entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento, delante del Señor” (Salmo 96:12-13). “Los ríos batan las manos, los montes todos hagan regocijo delante del Señor” (Salmo 98:8-9).
Esta no es la realidad de hoy, porque cuando el pecado entró en el mundo, la naturaleza sufrió sus efectos negativos: “Maldita será la tierra por tu causa”, le dijo Dios a Adán (Génesis 3:17). Desde entonces, “toda la creación gime a una”, esperando ser liberada de la esclavitud (Romanos 8:19-22). ¡Cómo sufre hoy la naturaleza!
El salmo 111, tras una breve alusión a la creación (las obras del Señor), leemos que su obra es gloria y hermosura. Es un recordatorio de la liberación del pueblo de Israel, esclavo en Egipto. Para nosotros, los cristianos, evoca la obra única de Jesús en la cruz.
¡Esta obra es nuestro gran motivo de alabanza! Se trata de la liberación del pecado y del acceso a la presencia de Dios, es decir, al cielo, a donde el Señor nos llevará. También podemos decirle a Dios lo maravillados que estamos por su creación y respetarla. La naturaleza está muy bien organizada y en ella hay riquezas y belleza. Dios da la vida y la sostiene. ¡Toda la vida es como una alabanza que se eleva hacia él!