En la vida de un cristiano pueden darse a veces periodos de tristeza y desánimo. ¿Cómo podemos superar estos momentos en los que la alegría está ausente e incluso se desvanece el entusiasmo por la vida?
La Biblia da ejemplos de hombres de Dios que experimentaron momentos difíciles de depresión. Job, terriblemente afligido, deseó no haber nacido nunca (Job 3:11). El rey David, tras cometer un pecado grave, rogó a Dios que le devolviera la alegría de su salvación (Salmo 51:12). El profeta Elías, a pesar de haber vencido a los profetas idólatras, huyó desalentado, pidiendo a Dios que le quitara la vida (1 Reyes 19:3-5).
¿Cómo superaron esos momentos estos personajes bíblicos? Job fue iluminado por la grandeza del Dios Creador, que controla todo en nuestras vidas (Job 42:2-6). David, tras reconocer su pecado, fue liberado por el perdón de Dios y redescubrió la alegría de cantar (Salmo 32:5-7). Elías fue consolado por las propias palabras de Dios, y luego ayudado por Eliseo, enviado por Dios (1 Reyes 19:12-21).
¡Todos necesitamos la ayuda divina! ¡No seamos egocéntricos! Si conocemos al Señor, acudamos a él. El Señor dijo al decepcionado apóstol Pablo: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12:9). Le demostró que su poder estaba con él y actuaba precisamente cuando era débil (2 Corintios 12:9-10). Dios también nos anima a través de otros cristianos con los que podemos hablar de nuestras tristezas. ¡Escuchémoslos!