En China, un arrocero estaba trabajando en su campo situado en una colina cercana a la costa. De repente, se levantó un fuerte viento y un terremoto sacudió el campo. El agricultor se dio cuenta entonces de que el mar se estaba retirando repentinamente de la playa. Este evento anunciaba una enorme inundación que iba a cubrir todos los arrozales de la costa, donde los agricultores estaban trabajando, inconscientes del peligro.

¿Cómo podía advertir a sus vecinos de la inminente catástrofe?

Rápidamente prendió fuego a su granero situado en la ladera y puso en marcha la sirena de incendios. Alertados, los campesinos abandonaron sus arrozales y corrieron a socorrer a su vecino en peligro. Cuando llegaron a lo alto de la colina, contemplaron horrorizados cómo las gigantescas olas del tsunami invadían los campos que acababan de abandonar. Gracias a la entrega de su vecino, al que no sabían cómo dar las gracias, estaban allí, salvados de una muerte segura.

Esta historia nos hace pensar en Jesucristo en la cruz, que dio todo lo que tenía, incluso su vida, para salvar a la gente del tormento eterno. Dios llama ahora a todos a acudir al Señor Jesús, el Salvador del mundo, para ser liberados.

¡Ven a él ahora, es urgente! Cree en su Nombre, para que tus pecados sean borrados, para que estés a salvo del juicio y tengas vida eterna.