La Buena Semilla: Sábado 4 Abril
Sábado
4
Abril
Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Juan 7:37-38
Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Apocalipsis 22:17
La fuente del que clamó
Leer Jueces 15

En la Biblia, Sansón es un joven al que Dios dio una fuerza sobrehumana. A pesar de las partes sombrías de su vida, hay más de una escena brillante. Por la fe, y con la ayuda de Dios, Sansón obtuvo en solitario una deslumbrante victoria contra mil soldados, y entonces le entró mucha sed y clamó al Señor: «¡Tú has dado esta gran liberación por la mano de tu siervo, y ahora moriré de sed y caeré en manos de los enemigos!». Y Dios partió la roca hueca… y salió agua de ella: Sansón bebió, y su espíritu volvió, y se reanimó. Por eso el nombre del manantial se llamó En-hacore, que quiere decir, la fuente del que clamó (Jueces 15:18-19).

Después del combate, el campeón se sintió débil. Sintió que se moría de sed. ¿Cuál fue su reacción? ¡Oró! Es la primera oración que le oímos decir. Se dirigió angustiado a su Dios y Dios partió la roca, como había hecho con su pueblo en el desierto (Salmo 105:41). El manantial lleva en su nombre el recuerdo de esta oración: “la fuente del que clamó”.

Y usted, ¿conoce esta fuente? ¿Ha clamado alguna vez a Dios en medio del sufrimiento o la angustia? ¿Ha experimentado sus respuestas y la vida abundante que da a quienes ponen su confianza en él?

Como cristianos, hay épocas que las que atravesamos momentos de intensa actividad, ¿pero saboreamos el refrigerio que nos proporciona la oración y la comunión con Dios?