Un hombre conducía su camioneta por una carretera rural cuando vio a una anciana que llevaba un pesado costal en la espalda. Se detuvo para ofrecerle llevarla; ella aceptó agradecida y subió a la parte trasera del vehículo.
Instantes después, el hombre notó algo extraño: la mujer seguía con el costal sobre sus hombros. «Señora, le dijo, puede poner su bulto en el piso y descansar. Así podrá relajarse un poco».
Amigos cristianos, a menudo nosotros nos comportamos de la misma manera. ¿Qué hacemos con “la carga” de los miedos, las preocupaciones y la ansiedad que a veces llevamos? En lugar de descansar en Jesús, llevamos sobre nuestros hombros “cargas” que deberíamos depositar en él, pues nos dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
¿Piensa enfrentarse a las pruebas del día solo? ¿Quiere que sus hombros sigan cargando con el peso que le aplasta? ¡Qué locura! ¡Cuente todas sus penas al Señor y entrégueselas! No ponga su carga en el suelo para retomarla en seguida. Descárguela en el Señor y déjesela de una vez por todas. Entonces podrá andar como un creyente feliz, libre de sus preocupaciones, y cantará las alabanzas del Señor Jesús.
1 Samuel 16 – Mateo 13:24-43 – Salmo 13 – Proverbios 4:1-6