Septiembre de 2017. Rakoto tenía que hacer un largo viaje en moto en una región de Madagascar invadida por bandidos. Después de conducir durante varias horas por una vía difícil, decidió descansar un momento. El lugar parecía desierto, así que se acostó a la sombra de un árbol y enseguida se durmió. Poco después se despertó sobresaltado. ¡Un hombre estaba inclinado hacia él! Alarmado, Rakoto se incorporó inmediatamente. Pero el hombre le aseguró que sus intenciones no eran malas:
–Me parece que lo conozco, dijo. En otra época hubiese aprovechado que usted estaba dormido para robarle todo… Pero yo he cambiado. El año pasado estaba en la cárcel cuando usted fue a hablarnos de Jesús y de su amor… Dejó un calendario bíblico para cada celda. Pude leer unas líneas que explicaban de una manera completamente nueva que cada uno de nosotros es único para Dios. Nunca había pensado que Jesús vino para bendecirnos, para salvarnos, y no para juzgarnos, “a fin de que cada uno se convierta de su maldad”.
Me aferré a la idea de que cada día podía encontrar en él la fuerza para vivir de una manera nueva, ¡para no volver a caer en mis viejos errores!
¡Este ex ladrón tiene razón! En la Biblia Dios dice que él no quiere la muerte del culpable, sino que se convierta de sus malos caminos, y que viva (Ezequiel 33:11).
El primer paso es creer en el Señor Jesús, confiar en él, aprendiendo que él puede y quiere transformar nuestra vida.
1 Samuel 12 – Mateo 10:26-42 – Salmo 9:15-20 – Proverbios 3:16-18