La Biblia ha sido traducida completa o parcialmente en más de 2800 idiomas; millones de ejemplares se difunden cada año en el mundo.
En todas partes, por donde pasa este libro, produce efectos extraordinarios. La Biblia nos revela los pensamientos de Dios, la sabiduría de Dios, su amor. La Palabra de Dios nos penetra, moldea nuestro corazón, nuestra mente, y nos muestra cómo vivir según Su voluntad.
¿Ha escuchado a alguien decir: Yo era un alcohólico, la vergüenza de mi familia… pero me puse a estudiar matemáticas, botánica, filosofía, y desde ese momento cambié completamente? Pero podríamos encontrar no una, ni cien, sino miles de personas que nos dirían: “Era infeliz, no tenía paz ni esperanza, hasta el día en que conocí el maravilloso poder de la Biblia. Ella cambió mi vida; fui liberado de mis pecados; la paz entró en mi corazón y en mi hogar”. ¡Es el milagro que la Palabra de Dios hace diariamente!
La Biblia fue inspirada por Dios, es un texto vivo, penetrante y poderoso que actúa en nuestro corazón, con la condición de que creamos. Por ejemplo, ella no nos dice que somos “gente buena”, sino que todos somos pecadores. Solo si la creemos seremos conscientes de nuestro estado moral ante Dios y de la necesidad de ser perdonados. ¿Cómo? Si usted la lee con perseverancia, ella se lo mostrará; entonces usted recibirá la paz que Dios da.
Esdras 8 – Juan 5:1-23 – Salmo 116:1-11 – Proverbios 25:6-7