El Señor está cerca: Sábado 4 Julio
Sábado
4
Julio
Lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.
Isaías 37:31
Condiciones para el crecimiento

Hace poco presencié un espectáculo asombroso: un árbol creciendo desde una roca. Y no era el único. Una sección del bosque estaba salpicada de enormes peñascos cubiertos de musgo, de entre los cuales brotaban, aquí y allá, algunos árboles. Al observar más detenidamente, noté que había grietas en las rocas, por donde las raíces, aparentemente, se habían abierto paso para alcanzar el agua y los nutrientes ocultos en la tierra que había bajo las rocas.

Me pregunté: «Qué curioso… Con tanta tierra alrededor, ¿por qué estas semillas no germinaron en la buena tierra? ¿Por qué esforzarse tanto por sobrevivir en la cima de estas rocas? ¿Y cómo llegaron allí esas semillas?» Obviamente, los árboles no respondieron a mis preguntas, aunque no hacía falta, pues las respuestas llegaron mientras meditaba en los maravillosos tratos de Dios. Él utiliza su creación para enseñarnos lecciones espirituales profundas.

Los cristianos, como los árboles, no se plantan solos. Es el amoroso Padre celestial quien coloca a cada uno de sus hijos en el lugar preciso donde mejor podrá crecer y dar fruto. Algunos deben luchar por sobrevivir, echando raíces entre las rocas inflexibles de las pruebas. Otros son plantados en un terreno blando, rodeados de agradable compañerismo y comodidad. Pero en ambos casos, el deseo del Padre es el mismo: que demos “fruto arriba”.

Esto sucede cuando comprendemos que no son las circunstancias las que determinan nuestro fruto, sino el contentamiento dentro de ellas. El apóstol Pablo lo expresó así: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Fil. 4:11).

Grant W. Steidl
Él en mis pruebas desciende hasta mí
Y hace en mi pecho la dicha nacer;
Nunca por Él olvidado me vi,
Nunca faltó su amor en mi ser.

V. Mendoza