¡Hoy es Navidad! Mucha gente celebra esta fiesta, sin pensar ni siquiera en Jesús. Un historiador se alegró incluso de que la Navidad se haya vuelto lo que era al principio, es decir, una fiesta mundana, sin Dios.

Sin embargo, usted escuchó hablar de Jesucristo. ¿Quién es ese hombre del que la gente se ha olvidado, cuando nuestros años son contados a partir del momento en que nació?

Es cierto que el nacimiento de Jesús tuvo lugar en la discreción. Los únicos a quienes se les anunció este hecho fueron los pastores, gente pobre y anónima en aquella época, y a unos reyes magos, es decir, unos sabios astrónomos que venían del extranjero.

Jesús no se manifestó abiertamente en los 30 primeros años de su vida, de los cuales no sabemos nada, aparte de un breve episodio en el que sus padres lo buscaron en Jerusalén (Lucas 2:44-45).

Luego, después de haber pasado tres años recorriendo el país de Israel, acompañado por sus discípulos y otras personas que estaban admiradas por sus milagros y el mensaje de amor y liberación que anunciaba, fue crucificado a la edad de 33 años. Murió en medio del desprecio.

Él, quien tendría que haber sido un rey, llevó una corona de espinas. Su trono fue una cruz, es decir, un lugar de tortura. Su corte fue una multitud de personas que lo injurió y se burló de él. Casi todos sus seguidores huyeron. Las autoridades lo veían como un perturbador, por eso estaban contentas de haberlo matado; creían que ya no se oiría hablar más de él. ¡Pero Jesús resucitó y hoy está vivo!