En 2020, como mensaje de esperanza durante la crisis del coronavirus, un artista pintó una obra de más de 3000 m2 sobre la hierba en una montaña de Suiza. Representó a una niña pequeña, mirando hacia el horizonte, cogida de la mano de un grupo de niños, como una invitación a mirar juntos hacia el futuro. Desde allí arriba el mundo es bello y nos hace pensar en la felicidad.

En tiempos de crisis, ¿a dónde recurrimos? Cuando el hombre no tiene ningún remedio ni solución, ¿qué le queda? Contemplar la belleza de la naturaleza desde lo alto nos aleja por un momento de nuestras preocupaciones cotidianas. Pero, ¿no debería eso llevarnos a mirar hacia arriba, hacia el Creador, en lugar de hacia la propia creación?

La Biblia nos recuerda las difíciles circunstancias a las que se enfrentó el rey Josafat. Estaba asediado por muchos enemigos pero tomó conciencia de su debilidad y declaró: “En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2 Crónicas 20:12). Cuando carecemos de recursos siempre hay una dirección que permanece abierta, es decir, nuestros ojos pueden alzarse hacia Dios. La promesa de Dios sigue siendo cierta hoy en día: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1). ¡La fe nos permite agarrarnos de la mano de Dios y confiar en los recursos que pone a nuestra disposición! ¡Dios siempre tiene un mensaje de esperanza para nosotros!