¿Qué niño no ha llorado alguna vez de rabia o frustración diciendo esta frase? La mayoría de las veces, un niño desesperado va rápidamente a los brazos consoladores de sus padres. Pero cuando un adulto está decepcionado con el amor de los demás, ¿quién puede devolverle la confianza y tocar su corazón?
Hoy, sin dudarlo, le decimos: ¡Dios le ama! Si cree que está solo en el mundo y que carece de interés, piénselo otra vez. ¡No fue por casualidad que Dios decidió crearle un día! Es porque quería que descubriera todas sus maravillas y su plan para que fuese feliz. ¿No merece la pena aceptar su amor?
¡Es cierto, Dios le ama! Le ama porque sabe que no puede salir adelante por sí solo; ve que no es feliz, ni está satisfecho, ni tan seguro de sí mismo. Le ama tal como es, de forma totalmente desinteresada, igual que nos ama a todos y a cada uno de nosotros.
¿Cómo sabemos que Dios nos ama? ¡Porque lo demostró! Sacrificó a su Hijo, que murió crucificado, como un hombre culpable, en nuestro lugar. Ahora podemos conocer a Dios, hablar con él, escucharle y pronto estar junto a él. ¡Su amor es infinito y eterno!
Sí, Dios le ama. Puede responder a su amor diciéndole: «Gracias por tu amor; yo también te amo». ¡Y demuéstrele que esto es cierto entregándole toda su vida!