El título está tomado de un artículo de periódico. La palabra en inglés burn-out (agotamiento) aparece a menudo en los diagnósticos médicos. ¿Podría ser este cansancio consecuencia de nuestra agitada vida moderna, de todas nuestras preocupaciones diarias y de tantas dificultades que nos acosan?
Cuando Jesús estaba en la tierra, envió a sus discípulos a predicar la Buena Nueva (Marcos 3:14-15). Aunque lo hacían con alegría, sin duda estaban cansados de estas actividades, que exigían mucha energía. Jesús, que conocía todo, sabía que sus discípulos necesitaban pasar un tiempo a solas junto a él para hallar descanso, ánimo y consuelo. Por eso les dijo: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6:31).
A cada uno de nosotros, este mundo agitado nos cansa e incluso puede agotarnos nerviosa y psicológicamente. El Señor Jesús quiere que encontremos descanso para nuestras almas, aunque estemos agobiados o deprimidos, y quiere que nos acerquemos a él. En la cruz, expió nuestros pecados para que Dios pudiera perdonarnos. Ahora quiere sostener a sus hijos, animarlos a pesar de todas las dificultades a las que se enfrentan: la depresión que les corroe, el desánimo que les abruma… Dejemos que sea él quien lleve nuestras cargas. “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). ¡Confiemos en él, y traerá la paz a nuestros corazones!