No tiene sentido aprovechar la vida al máximo, acumular experiencias y conocimientos y vivir de placer en placer sin tener un objetivo en la vida. ¡Todos queremos vivir una vida con sentido, tener un proyecto por el que vivir!
Analicemos dos afirmaciones bíblicas que, aplicadas a nuestras vidas, pueden darles sentido y permitirnos disfrutarlas plenamente.
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La idea de la verdad no deja indiferente a nadie. Podemos buscarla o tenerle miedo, pero en ningún caso podemos ignorarla. Cristo vivo es la guía que dirige mi vida y me ayuda a crecer en la verdad.
La verdad que me interesa es la que se relaciona con mi vida personal, con mi historia, mostrándome quién soy y adónde voy. ¡Cristo mismo es la verdad! Nos muestra que somos pecadores y quiere guiarnos hacia lo que es correcto y verdadero. ¡Por eso necesitamos que nos libere de la esclavitud del pecado!
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Necesitamos ser salvados de la situación en la que nos encontramos, que la Biblia denomina pecado: un estado de separación, de ausencia de relación con Dios. La reconciliación ofrecida por Jesucristo, cuando aceptamos su sacrificio en la cruz, nos libera de nuestros pecados y nos une a Dios como hijos suyos. Nos salva de la desesperación y de la perdición eterna. Entonces podemos disfrutar de la vida de verdad.
¡Disfrutar realmente de la vida es elegir la vida eterna que Dios nos da!