El Señor está cerca: Sábado 29 Agosto
Sábado
29
Agosto
Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
Hechos 26:29
El gozo cristiano no está relacionado con las circunstancias

El apóstol podía decir desde el fondo de su corazón a quienes lo rodeaban que deseaba que fueran como él, salvo por sus cadenas. Se sintió impulsado a expresar lo que sabía, es decir, a dar testimonio de lo que sucedía en un corazón que disfrutaba de su posición en Dios. Su alma estaba tan alegre que podía desear para otros lo mismo que él mismo experimentaba. El gozo siempre está lleno de buena voluntad; mientras que el gozo divino rebosa de amor.

Pero esta declaración también nos revela el estado interior del apóstol, a pesar de sus duras circunstancias. Llevaba más de dos años prisionero, y sin embargo, su corazón rebosaba de una felicidad consciente, firme y real. Todo lo que podía desear era que quienes lo escuchaban –incluso el rey– fuesen como él, excepto en lo que respecta a esas cadenas.

Tal es el efecto del extraño gozo que nace en un alma que ha recibido plenamente el cristianismo. Es una dicha que, en esencia, no deja nada que desear, y que siempre va unida a la fuerza del amor, que se manifiesta en el deseo de que otros la compartan.

Vemos también aquí que se trata de una alegría que las circunstancias externas no pueden tocar; una fuente de gozo que brota desde lo profundo del alma. Las condiciones exteriores del apóstol difícilmente podían inspirar gozo. Desde hacía tiempo estaba preparado para enfrentar cadenas y tribulaciones; pero ninguna de esas cosas lo conmovía. Tampoco consideraba su vida como algo valioso en sí mismo, con tal de poder acabar su carrera con gozo y cumplir el ministerio que había recibido del Señor Jesús: testificar del evangelio de la gracia de Dios (véase Hch. 20).

J. N. Darby