El Señor está cerca: Martes 18 Agosto
Martes
18
Agosto
En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.
Efesios 5:8
¿Hacia dónde nos inclinamos?

En la ciudad de Utqiagvik, Alaska, ocurre un fenómeno singular cada año: a mediados de noviembre, el sol se pone y no vuelve a salir durante más de dos meses. Esta comunidad, la más septentrional de Estados Unidos, experimenta entonces un largo periodo sin luz solar directa. Aunque durante unas pocas horas al día hay una tenue claridad –el sol se encuentra justo por debajo del horizonte–, la luz del día como tal desaparece por cerca de 64 días.

Desde el punto de vista científico, esto se explica por la inclinación del eje terrestre y su posición con respecto al sol durante los meses de otoño e invierno. Pero este fenómeno también ofrece una ilustración espiritual para nosotros como creyentes. En Efesios 5:8 leemos: “Ahora sois luz en el Señor”. Esta es nuestra posición inmutable ante Dios, quien nos libró de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor. Sin embargo, también se nos exhorta a caminar “como hijos de la luz”. Esa es nuestra responsabilidad. Así como la inclinación de la Tierra puede sumir a una ciudad en oscuridad, una vida inclinada lejos de Cristo nos llevará inevitablemente a la penumbra espiritual.

Este principio se refleja en la vida de Jacob. En Génesis 28:11 leemos: “El sol se había puesto”; este incidente marca el inicio de una etapa de su vida marcada por el engaño y los conflictos. No se menciona un nuevo amanecer en su vida hasta veinte años después. En Peniel, cuando, exhausto de su propia autosuficiencia, se rindió ante el Ángel del Señor (véase Gn. 32:31). Aunque el sol físico siguió saliendo cada día, era como si Jacob hubiese vivido en oscuridad espiritual durante todo ese periodo.

El mundo que nos rodea ya es suficientemente oscuro. ¿Por qué nosotros, que conocemos a la Luz del mundo, viviríamos apartados de ella? Cuando orientamos nuestra vida hacia Dios, quien es luz, no solo caminamos como hijos de la luz: también reflejamos su luz a los demás.

Stephen Campbell