El Señor está cerca: Jueves 13 Agosto
Jueves
13
Agosto
He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Filipenses 4:11-13
Cristo en medio de nuestras circunstancias

Pablo estaba completamente contento, incluso en una prisión romana. Sin embargo, es importante resaltar que esta actitud no era natural en él: había aprendido a estar contento mediante experiencias difíciles y por medio de una confianza genuina en el Dios vivo. El egoísmo es algo innato al corazón humano; el contentamiento, en cambio, es algo que se aprende.

El apóstol declara que sabía lo que era vivir en pobreza (NBLA) y lo que era tener abundancia. Es posible tener necesidades y responder a ello con una actitud equivocada, pero no era así con Pablo. Saber vivir en pobreza implica aceptar con gozo la voluntad de Dios. Por otro lado, saber tener abundancia puede ser una prueba aún más severa para muchos de nosotros, ya que la prosperidad puede alejarnos fácilmente del Señor. Por eso, necesitamos hacer un uso piadoso y sabio de todo aquello en lo que Dios nos hace abundar.

En todas las circunstancias que atravesó, Pablo reconocía el control perfecto de Dios, quien usaba cada situación de manera sabia para el bien de su siervo. Que no nos intimiden las experiencias por las que el Señor quiera conducirnos. Son necesarias para instruirnos de manera que nada más podría hacerlo. Además, estas pruebas revelan la fuerza incomparable de Cristo, obrando en el alma de quienes dependen de él.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Para Pablo, esto no era un sentimiento pasajero ni un ideal inalcanzable. Era una afirmación plenamente comprobada a lo largo de muchas y duras experiencias. La manera en que trajo a Cristo a cada circunstancia, y las transformó en un terreno fructífero de bendición, es una prueba hermosa del poder de Cristo en su vida. Sus palabras brotan de un corazón que ha gustado de Cristo por experiencia propia.

L. M. Grant