El Señor está cerca: Jueves 27 Agosto
Jueves
27
Agosto
Si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Romanos 8:25
La esperanza cristiana: un motor poderoso

La esperanza para el cristiano es un motor poderoso. Es segura, firme, infalible. No se parece en nada a las esperanzas construidas sobre fundamentos terrenales. El cimiento de nuestra esperanza de gloria es Dios mismo, y su Hijo glorificado. La perspectiva que se nos presenta no puede ser inferior a esto: la gloria eterna con Cristo en el cielo. Nadie que tenga esta esperanza será jamás defraudado, porque Dios es el fiel que ha prometido. Cada hijo de Dios será llevado finalmente a disfrutar plenamente los privilegios y honores de la filiación. Toda esperanza sembrada por Dios en el corazón será consumada; cada palabra de promesa cumplida con fidelidad.

“Hechos conformes a la imagen de su Hijo” (v. 29): este es nuestro destino. Cuando esta verdad llena el corazón, se convierte en una motivación irresistible para el alma. ¡Cuántas largas horas de sufrimiento han sido iluminadas por esta esperanza! Ha alegrado a moribundos, ha consolado a los fatigados. A muchos peregrinos temerosos en su camino hacia la eternidad, los ha fortalecido con nuevo valor. Para el hijo de Dios, el tiempo es breve y el sufrimiento, pasajero. Muchos santos, abatidos por el camino, cansados por los golpes del enemigo y enfermos de corazón por sus engaños y crueldad, han sido reavivados por esta llama ardiente: el fin está cerca. A siervos adormecidos, esta esperanza los ha sacudido para una nueva devoción, despertándolos de su letargo espiritual. La eternidad se acerca. La fe pronto dará lugar a la vista.

¡Despierten, entonces, siervos del Maestro! No busquen reposo aquí abajo. Despierten y trabajen. Solo por este breve tiempo tenemos la oportunidad de hablar a un mundo azotado por el pecado acerca del Salvador crucificado, de la paz presente y de la gloria venidera para los que creen en él. Solo ahora podemos animar al desalentado y consolar al cansado. Solo ahora podemos luchar por amor a Cristo en medio de la adversidad y la oposición, fortalecidos por la esperanza del día que pronto llegará.

H. F. Witherby