La Buena Semilla: Viernes 28 Agosto
Viernes
28
Agosto
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios.
1 Juan 3:1-2
Identidad de la cristiandad

En 1973 el filósofo polaco L. Kolakowski (1927-2009) describía así la evolución de la cristiandad:

“La cristiandad parece ser presa del pánico, del miedo a encontrarse cada vez más en la posición de una secta aislada. Efectúa ensayos de adaptación insensatos, a fin de no ser engullida por sus enemigos. Trata de adoptar los colores de su entorno, con la esperanza de salvar su vida de esta manera. En realidad, así ella pierde su identidad, que consiste justamente en la separación entre lo que es santo y lo que es profano”.

Esta crítica es justa: la cristiandad pierde su identidad, porque muchos de los que dicen ser cristianos, solo tienen el nombre de cristianos.

Y la gran trampa del diablo consiste en borrar la línea de demarcación entre el bien y el mal, como entre lo santo y lo profano.

En los discípulos de Jesucristo, al contrario, esta identidad era claramente visible: los reconocían porque “habían estado con Jesús” (Hechos 4:13). Cuando acababa de ser crucificado por los hombres, sus discípulos mostraban, por su actitud y sus palabras, su amor a su Salvador, y su semejanza con él.

Cristianos, redimidos de Cristo, despertémonos. Todo discípulo del Señor Jesús tiene en su vida motivaciones, objetivos y recursos diferentes a los de los inconversos. Es nacido de Dios, y su vida es la de un hijo de Dios. Por eso para él solo debería haber una voz con autoridad: la voz de Dios. Abramos la Biblia y leámosla, escuchémosla. No es una palabra de hombre, es la Palabra de Dios.

Jeremías 31:1-20 – 1 Corintios 6 – Salmo 101:5-8 – Proverbios 22:8-9