El Señor está cerca: Miércoles 2 Diciembre
Miércoles
2
Diciembre
Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.
Jueces 16:20
Cuando la fuerza se ha ido

¡Qué solemne es esto! ¡Cuánto deberíamos tomarlo a pecho! No sea que también nosotros caigamos, pese a las advertencias claras que Dios nos ha dejado. Dalila le dice: “¡Sansón, los filisteos sobre ti!” Y él, pobre hombre, cree que podrá hacer como tantas veces antes: “Saldré… y me escaparé”. Pero no sabía que su fuerza había desaparecido. Cuántas almas han coqueteado con el mundo una y otra vez, sin darse cuenta de que su fuerza espiritual se ha desvanecido.

Sansón no sabía que el Señor se había apartado de él, así que pretende escapar. Sin embargo, había perdido el secreto de su fuerza, su dependencia en Dios, y ahora es tan débil como el más débil de los hombres. Muchos pueden seguir sus actividades religiosas sin notar que han perdido la fuerza espiritual hace mucho tiempo. El predicador puede seguir predicando, el pastor haciendo sus rondas, el maestro enseñando su clase dominical… todos aparentando fortaleza, pero, hermanos, ¡la fuerza se ha ido! ¡Qué tristeza y qué vergüenza!

He aquí el testimonio de un nazareo, alguien que una vez fue consagrado a Dios, pero que ahora ha puesto su cabeza en el regazo de los filisteos. Ha perdido sus cabellos, el símbolo de su separación, y con ello su fuerza. Puede jactarse de proezas pasadas, de conocimientos, de logros… pero todo eso ya no cuenta. Puede intentar liberarse, pero la gloria se ha ido. ¡Ay, Icabod! ¡Se ha ido la gloria!

Que el Señor nos mantenga humildes, orando, vigilantes, totalmente dependientes de él. Porque el peligro es real para nosotros. Debemos estar alerta y velar; si no lo hacemos, podríamos despertar de nuestro sueño perezoso solo para encontrarnos, como Sansón, irremediablemente en manos de los filisteos.

Samuel Ridout