El Señor está cerca: Viernes 20 Febrero
Viernes
20
Febrero
No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
Lucas 12:32
No temáis, manada pequeña

¡Qué reconfortantes son las palabras del Señor Jesús a sus discípulos! No solo eran «pequeños» en número, sino también «pequeños» a los ojos del mundo. Sin embargo, pertenecían a Cristo y eran amados por el Padre. Por eso, al Padre le agradó darles el reino.

El reino es un don menor comparado con el Hijo, y así está escrito: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Ro. 8:32). El beneplácito del Padre también se manifiesta en que él nos ha “predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Ef. 1:5). Como hijos, el cielo y la gloria son nuestra porción.

En un día cercano, reinaremos sobre la tierra juntamente con Cristo y poseeremos el reino. Entonces, el mundo sabrá que el Padre nos ha amado como ama al Hijo. ¡Qué perspectiva tan gloriosa y alentadora! Tenemos motivos suficientes para estar alegres, incluso en medio de las dificultades del presente.

Por eso, los discípulos no debían temer ni angustiarse por sus necesidades materiales. Los cuervos no siembran ni cosechan, no almacenan en graneros, y sin embargo, Dios los alimenta. Los lirios del campo no trabajan ni hilan, y aun así, ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Por más que uno se afane, nadie puede añadir un centímetro a su estatura. Si somos mucho más valiosos que las aves, ¿cuánto más cuidará de nosotros? Por lo tanto, dediquémonos a buscar primeramente el reino de Dios (véase Lc. 12:31).

Cuando ponemos los intereses del Señor en primer lugar, podemos confiar plenamente en que él suplirá nuestras necesidades. “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” (He. 12:28).

Richard A. Barnett