Rut es presentada como una espigadora. Pero, ¿cuál es el significado espiritual de «espigar»? El primer capítulo de Rut concluye diciendo que era el “comienzo de la siega de la cebada” (Rut 1:22). Noemí y Rut estaban en medio de mucha abundancia. Sin embargo, por grande que fuera la cosecha, si nadie la recogía, de nada serviría para alimentar a los hambrientos. Los segadores y espigadores debían hacer su trabajo o, de lo contrario, morirían de hambre en medio de la abundancia. Rut, al espigar, tomó para sí y para Noemí del rico suministro que el señor de la cosecha había puesto a su disposición.

¿No podemos decir, entonces, que espigar espiritualmente es apropiarse, como creyentes, de las bendiciones espirituales que Dios nos ha dado?

En la historia de Israel, Dios entregó a su pueblo un derecho absoluto sobre la tierra, cuyos límites estableció con precisión. Sin embargo, también dijo: “Yo os he entregado… todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Jos. 1:3). Debían tomar posesión de la tierra. De la misma manera, Pablo declara con total certeza que los creyentes han sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. No obstante, esto no le impidió orar para que el Espíritu Santo hiciera su obra en el hombre interior, de modo que los santos pudiesen comprender “la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” de estas bendiciones espirituales (véase Ef. 3:18-19).

Fue un día maravilloso en nuestra historia cuando el Señor nos llamó a sí, perdonó nuestros pecados, nos selló con el Espíritu Santo y nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. Aunque no podemos crecer en nuestra aptitud para la gloria, el apóstol sí anhela que aumentemos “en el verdadero conocimiento de Dios” (Col. 1:10 NBLA). Y sin embargo, ¡cuán pobres espigadores hemos sido! ¡Qué poco hemos entrado en las inescrutables riquezas de Cristo!