La Buena Semilla: Martes 23 Marzo
Martes
23
Marzo
El que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. He acabado la carrera, he guardado la fe.
2 Timoteo 2:5; 4:7
Los atletas (2)

Como lo vimos ayer, Pablo a menudo se refería a circunstancias de la vida diaria, tales como competiciones deportivas o eventos militares de su tiempo. Ahora nos presenta otro aspecto de esa competición:

“El que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente” (2 Timoteo 2:5). En este texto bíblico no se trata solamente de ganar a los demás. Lo que cuenta también es la manera de correr.

Es necesario hacerlo “legítimamente”, es decir, obedecer las reglas de este deporte. Al cristiano se le pide conocer las reglas de la vida cristiana y luego ponerlas en práctica, en otras palabras, debe seguir las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Al final de su vida, el apóstol Pablo declaró: “He acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7-8).

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado (el premio); pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

Así, Pablo describe su vida como una carrera orientada hacia un solo objetivo, llevada a cabo con toda la energía posible para lograrlo.

La meta de nuestra carrera es Cristo.

Al llegar a la meta, cuando hayamos acabado la carrera, estaremos ante el Juez justo (2 Corintios 5:10). ¡Qué recompensa será escuchar al Señor decir: “Entra en el gozo de tu Señor”!

Ezequiel 18 – Hechos 24 – Salmo 35:22-28 – Proverbios 12:3-4