«Solo hago lo que quiero», decimos con frecuencia. Sin embargo, según la Biblia, el deseo de hacer lo que nos place es característico del hombre que quiere vivir sin Dios. Esta indiferencia respecto a Dios es básicamente una rebelión contra él. Es el pecado que predomina en el mundo, es la raíz del mal.
Nuestros primeros padres, Adán y Eva, ¿mataron? No. ¿Robaron? Tampoco. Simplemente desobedecieron. Durante un tiempo se sometieron a la autoridad de Dios, pero luego desobedecieron, actuaron según su propia voluntad, y se apartaron de Dios.
La Biblia enseña que en los últimos días el mal aumentará (2 Timoteo 3:1-2). Los hombres respetan cada vez menos la autoridad divina o humana. Esta mentalidad tiende a extenderse por toda la sociedad moderna: padres e hijos, jefes y empleados. Todos estamos contaminados con esto. Por ello todos debemos volvernos a Dios, nuestro Creador. ¿Somos conscientes de que no podemos conducir nuestra vida como queremos? Semejante actitud solo puede llevar a un eterno alejamiento de Dios. Pensemos seriamente en esto. Hoy necesitamos:
– primero, obedecer a Jesucristo, en respuesta a su amor, acudir a él confesando nuestros pecados para recibir su perdón y la vida eterna;
– segundo, vivir la vida que él nos da, reconociendo que Jesús es el mejor Amigo y Maestro. ¡Confiemos en él cada día!
Éxodo 18 – Hechos 13:26-52 – Salmo 30:6-12 – Proverbios 11:1-2