La Buena Semilla: Viernes 1 Marzo
Viernes
1
Marzo
La concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Santiago 1:15
Oh Dios… Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos… Purifícame… lávame.
Salmo 51:1, 4, 7
La conciencia de David

En 1 Samuel 16 Dios nombró al joven David para suceder al rey Saúl. Este lo sabía, y aun así persiguió a David. Saúl fue a descansar un día a la entrada de una cueva donde David se había refugiado con sus hombres. Estos le instaron a aprovechar la oportunidad para vengarse, pero David se negó, porque quiso respetar a Saúl como el ungido por Dios. Se limitó a cortar un borde del manto de su enemigo, como prueba de que estaba a su alcance. Pero su corazón sensible le reprochó incluso este gesto (1 Samuel 24).

Pasaron los años, Saúl murió y David fue rey. Sus hombres fueron a la guerra y David se quedó en el palacio. Entonces vio a una mujer bañándose… Era la esposa de Urías, uno de sus soldados. David cedió a su codicia, tomó a la mujer y engendró un hijo. Para ocultar el hecho, trató de hacer que Urías viniese de la guerra y se acostase con su mujer, a fin de que se creyera que el niño era de Urías, pero fracasó. Entonces ordenó colocar a su fiel soldado en una posición peligrosa, para que lo matasen en la batalla. Luego llevó a la viuda a su casa (2 Samuel 11).

David, que antes era un joven con una conciencia sensible, se convirtió en adúltero, mentiroso y asesino. ¡Dios tuvo que enviarle un profeta para que le hiciera tomar conciencia de su pecado!

Cuando nos alejamos de Dios, la conciencia se endurece muy pronto. Estemos atentos para que ella mantenga su sensibilidad, dejando que Dios nos ilumine. Su Palabra nos preservará de una caída, y nos guiará.

Éxodo 13 – Hechos 10:1-24 – Salmo 28:1-5 – Proverbios 10:24-25