Es obvio que solo morimos una vez, pero la muerte puede tener muchas causas.
El hombre nace en el mundo, vive en él durante un tiempo y luego muere, y ya no vuelve más a vivir en la tierra. Fallece una sola vez y su cuerpo vuelve al polvo. Muere como consecuencia de la vejez, la enfermedad, un accidente, la violencia, etc. ¡Hay muchos motivos!
Sin embargo, la Biblia habla de una única causa. Para Dios, la razón de nuestra muerte es el pecado: “La muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). La muerte en la tierra es la separación del cuerpo y el espíritu, que vuelve a Dios (Eclesiastés 12:7). Todos los muertos resucitarán un día, pero no al mismo tiempo ni con el mismo propósito.
– Los que han creído en la obra de Jesús en la cruz son liberados por la gracia de Dios de las consecuencias de sus pecados. No serán condenados, porque Jesús sufrió el juicio en su lugar. Serán resucitados cuando Jesús regrese para llevarse a todos los creyentes al cielo. Estarán eternamente en la presencia de Dios (1 Tesalonicenses 4:16-17). Entonces el espíritu se reunirá con el cuerpo, un nuevo cuerpo espiritual.
– Los incrédulos resucitarán para comparecer en juicio ante Dios. Serán condenados a permanecer eternamente lejos de Dios. ¡Esta es la terrible realidad de la muerte segunda!
“La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).