La Buena Semilla: Lunes 20 Noviembre
Lunes
20
Noviembre
Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres… porque a Cristo el Señor servís.
Colosenses 3:23-24
Esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo… no temas.
Hechos 27:23-24
El Dios a quien pertenezco y a quien sirvo

Esta mañana, en el trabajo, recibimos una mala noticia: el jefe nos reunió y nos informó que, después de más de veinte años en la empresa, ese era su último día en ella. Su puesto había sido eliminado. Él lo aceptó y contuvo su emoción. Nos deseó buena suerte. Tartamudeamos algunas palabras, lo aplaudimos. Se retiró con humildad y dignidad. Su oficina ya estaba vacía.

Entonces pensé: y ahora, ¿qué sucederá conmigo? Mi mujer me envió un mensaje: “No tengas miedo por tu trabajo. El Dios a quien sirves te colocará donde él quiera”.

Los problemas de empleo son abordados varias veces en la Biblia. Ella nos habla de un mayordomo que fue despedido debido a su mala administración (Lucas 16:2). Menciona a unos obreros que esperaban en la plaza sin hacer nada porque nadie los había contratado (Mateo 20:7). Jacob fue explotado por su suegro y trabajó incansablemente: “De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. Así he estado veinte años en tu casa… te serví… y has cambiado mi salario diez veces” (Génesis 31:40-41).

Cristianos, recordemos las palabras del apóstol: el “Dios de quien soy y a quien sirvo” (Hechos 27:23). Él es nuestro «verdadero jefe», nada puede pasarnos sin su permiso. Conoce nuestras necesidades y nunca nos decepciona. Si nos da un trabajo, obedezcamos a nuestros superiores, “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios” (Colosenses 3:22).

Job 24 – Hebreos 10:1-18 – Salmo 129 – Proverbios 28:5-6