En una reunión, varios cristianos dieron testimonio de lo que Cristo había hecho en sus vidas. Uno de ellos contó : “Yo era un hábil carterista ; todos mis compañeros lo sabían. Cierto día noté que el bolsillo del pantalón de un hombre que caminaba delante de mí parecía bien lleno. ¡Buen negocio, una billetera llena ! En un abrir y cerrar de ojos ese tesoro estaba en mi bolsillo. Cuando regresé a casa, ¡qué horror ! No era un monedero lo que había robado, sino un libro. ¡Un Nuevo Testamento, además ! Furioso, lo lancé a una esquina. Más tarde, mientras ponía orden, me encontré con él. Empecé a leerlo por curiosidad. Cada día me interesaba más, y por medio de ese Nuevo Testamento conocí a mi Salvador Jesucristo”.
¡Dios emplea medios sorprendentes ! Pero por medio de ellos muestra su compasión y su gracia. Pone en evidencia el poder de su Palabra en las vidas alejadas de él.
Si reuniésemos todos los testimonios de conversiones insólitas, obtendríamos auténticas novelas de aventuras. Tal incidente y tal cambio radical podrían parecer exagerados a una mente racional. ¡Pero el que ha vivido una experiencia semejante sabe lo que vivió !
“Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Eclesiastés 11 : 5).
“Jesús dijo : No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9 : 13).
2 Reyes 2 - Romanos 8 : 18-27 - Salmo 66 : 1-7 - Proverbios 16 : 15-16