La Biblia, el libro más vendido en el mundo y que desafía los siglos, contiene la extraordinaria revelación de un Dios que se interesa por su criatura. Su mensaje nos deja sin ilusión sobre lo que somos y sobre nuestros méritos. Sin embargo, es un mensaje de amor, de paz, de justicia y de vida. ¡Por eso lo necesitamos tanto!
Es el mensaje de un Dios que se hizo hombre en Jesús para salvar a los seres humanos perdidos, infelices y afligidos. Viene a revelarles el verdadero significado de las palabras amor, paz, felicidad y esperanza. Este Dios quiere dar un sentido a la vida del hombre, quiere explicarle el porqué del sufrimiento y de la muerte. No le promete librarlo de las dificultades, sino darle la fuerza para superarlas y vivir una vida que valga la pena ser vivida.
El mensaje divino nos concierne a todos. No ha cambiado desde hace dos mil años; usted puede verificar su actualidad. El versículo citado en el encabezamiento nos dice que Dios nos ama, independientemente de quiénes seamos. Todos vamos camino a la perdición. Dios nos amó y lo demostró al dar a su Hijo. No solo lo envió a la tierra, sino que Jesús aceptó pagar en la cruz el rescate que merecían nuestros pecados. El que cree con fe puede apropiarse de estas palabras: “Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida”. En cambio, “el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12).
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo… por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:1-2).
Rut 2 – Mateo 2 – Salmo 2:1-6 – Proverbios 1:7-9