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La Biblia nos enseña lo siguiente: en el huerto de Edén Dios había preparado todo para que el hombre pudiese llevar una vida feliz. Dios creó al hombre responsable, y la primera pareja humana le desobedeció deliberadamente escuchando al diablo. El hombre dio la espalda a Dios. ¿Cómo puede el hombre hacer responsable a Dios de lo que le sucede? El pecado entró en el mundo, y con él la muerte. Entonces Satanás pasó a ser “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31).
Es cierto que hay muchas guerras, enfermedades y epidemias. ¡Son las consecuencias del extravío del hombre! Dios emplea estos medios para detener a los hombres que van por el camino de la perdición. Él no quiere condenarlos, sino salvarlos. Dios es soberano y “no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres” (Lamentaciones 3:33).
Nunca olvidemos que Dios nos ama. Él envió a su Hijo Jesucristo, quien llevó sobre sí mismo nuestros pecados muriendo en la cruz. Dios nos ofrece su perdón, la salvación y la vida eterna. “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). Usted que sufre, y que tal vez no comprende el porqué, acuda a Dios y cuéntele sus penas con confianza.
Deuteronomio 33 – Hebreos 2 – Salmo 119:169-176 – Proverbios 27:9-10