“Todas las religiones pretenden brindar la felicidad. Un día quise conocer a Dios y empecé a estudiar varias religiones, pero, para mi mayor asombro, ninguna pudo asegurarme la paz interior. La Biblia me enseñó que las religiones no pueden proporcionar esa felicidad; esto solo puede hacerlo un contacto personal con Dios. Para tener una relación con una persona es necesario conocerla. La única forma de conocer a Dios es leyendo su Palabra, la Biblia; por medio de ella Dios nos habla y nos invita a acercarnos a Jesús, quien declaró:”Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí“(Juan 14:6). Él también dijo:”De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios“(Juan 3:3). Esto significa que en lo más profundo de nuestro ser debe producirse un acontecimiento extraordinario. ¿Cuál? Incluso si somos personas honestas, debemos sentir el peso del pecado que está en nosotros, y mirar hacia el Salvador. Entonces, el Espíritu Santo opera un milagro maravilloso en nosotros dándonos una nueva vida espiritual.
Cuando conocí a Jesús, reconocí mi estado pecaminoso y le pedí perdón por mis pecados. En ese momento recibí la vida eterna”.
Números 15 – 1 Juan 5 – Salmo 78:56-65 – Proverbios 18:18-19