La Buena Semilla: Martes 9 Abril
Martes
9
Abril
Vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Mateo 8:2-3
Si quieres, puedes

En los cuatro evangelios vemos a Jesús anunciando incansablemente la “buena nueva” y haciendo el bien a todos. No solo hablaba a su pueblo, sino que también liberaba y aliviaba el sufrimiento. Sanando milagrosamente a los enfermos, demostró que era verdaderamente el Salvador tan esperado.

El primer milagro relatado por Mateo es la curación de un leproso. Esta enfermedad, tan temida por ser incurable en aquella época, nos recuerda la enfermedad igualmente mortal que padecen todos los seres humanos por no estar sometidos a la voluntad de Dios, es decir, ¡el pecado! ¡Jesús vino a la tierra para liberar al hombre de esta enfermedad!

Observemos cómo permitió que ese leproso impuro, pero que anhelaba ser curado, se acercara a él, diciendo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. ¡La fe nunca es defraudada! Jesús quería curarlo… Extendió su mano y lo tocó. En ese mismo momento el hombre quedó curado de su lepra.

Este hombre sabía que tenía un problema grave. Al igual que él, hoy muchas personas saben, quizá sin querer admitirlo, que no están en regla con Dios, que lo han rechazado o ignorado. ¿Es este su caso? Dios no es el juez implacable al cual hay que temer acercarse. Al contrario, él lo ama y quiere curarlo de la terrible enfermedad del pecado, ¡que lleva a la muerte eterna!

Dios nunca se niega a escuchar a nadie que pida perdón y acepte la salvación ofrecida por Jesucristo.

Isaías 15-16 – 1 Tesalonicenses 4 – Salmo 41:1-6 – Proverbios 13:7-8