La Buena Semilla: Domingo 17 Diciembre
Domingo
17
Diciembre
Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Juan 20:28-29
Vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios… tenéis vida eterna.
1 Juan 5:13
¿Quién es Jesucristo?

La existencia de Jesucristo rara vez es controvertida por los historiadores de hoy. El debate gira más bien en torno a su identidad: ¿Quién es Jesús?

El primer paso para responder esta pregunta es escuchar lo que Jesús nos dice sobre sí mismo. Por ejemplo, en el evangelio de Juan encontramos estas sorprendentes palabras de Jesús: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Al oír esto, sus interlocutores quisieron apedrearlo, y le manifestaron el motivo de su indignación: “… por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33). En otra ocasión Jesús les dijo: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58). Y nuevamente reaccionaron tomando piedras para arrojárselas. Al presentarse como “Yo soy”, Jesús tomaba directamente el nombre de Dios revelado a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:14).

Dos hombres se acercaron a Jesús:

– Un hombre rico que solo veía en Jesús un buen Maestro con quien «negociar» la vida eterna. En estas condiciones no pudo encontrarla.

– Tomás, aunque lleno de dudas, dijo a Jesús: “¡Señor mío, y Dios mío!”. Jesús aceptó su confesión y le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).

Para recibir la vida eterna es necesario creer no solamente que Jesús existió y que fue un hombre perfecto, sino también que es el unigénito Hijo de Dios, “Dios… bendito por los siglos” (Romanos 9:5).

Hageo 1 – Apocalipsis 10 – Salmo 143:7-12 – Proverbios 30:5-6