La Buena Semilla: Domingo 10 Diciembre
Domingo
10
Diciembre
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo.
Hechos 17:24-25
Adorar a Dios

El Dios que Jesucristo nos reveló no tiene ningún parecido con las deidades e ídolos paganos. Dios es espíritu y no habita en templos construidos por los hombres. No pide sacrificios, sino las alabanzas de sus criaturas. Jesús declaró que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Juan 4:23). El deseo de Dios es salvar a los pecadores y hacer de ellos sus propios hijos; entonces podrán amarlo y darle el honor que le corresponde. Él no quiere una religión de formas y rituales; espera que el corazón de aquellos a quienes ha salvado lata por él.

El principio mismo de la mayoría de las religiones es hacer obras y ceremonias para apaciguar a un Dios no conocido y satisfacer su justicia. Cuando alguien se inclina ante un ídolo y deposita una ofrenda ante él, es para que el poder que este representa le sea favorable, y para alejar la desgracia de su vida. Pero el cristiano no adora a Dios el Padre y a su Hijo Jesucristo por estas razones. No adora para ser salvado, protegido o liberado. El culto que rinde a Dios es simplemente la expresión de su gratitud, una oportunidad para agradecerle y reconocer su grandeza.

Creyentes, como Dios nos ha dado todo por amor, nosotros simplemente podemos alabarlo con gratitud y sinceridad por lo que él es y lo que ha hecho. “Alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad” (Salmo 138:2).

“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz” (Colosenses 1:12).

Eclesiastés 9 – Apocalipsis 3:7-22 – Salmo 139:19-24 – Proverbios 29:17-18