Frente a los acontecimientos actuales, muchos se preguntan por Dios y por su aparente indiferencia. ¿Podemos pensar que Dios es indiferente a nuestra situación?
El Dios que se revela en la Biblia es totalmente diferente al hombre, su criatura. Él es eterno e infinito; nosotros somos mortales y tenemos limitaciones. Dios es perfecto, santo, y tiene ojos demasiado puros para ver el mal (Habacuc 1:13).
Nosotros, los seres humanos, a veces hacemos cosas censurables y ocurre que tenemos malos pensamientos. Esto nos separa totalmente de Dios, ya que el mal es incompatible con Su naturaleza: “Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” (Isaías 59:2).
Pero Dios ama a sus criaturas y desea tener una relación con cada ser humano. Tiene un plan para establecer una relación nueva con él. Como los hombres no pueden llegar a Dios, él vino a nosotros en la persona de Jesucristo, Dios y hombre. Jesús, el hombre perfecto, solucionó el problema de nuestros pecados para reconciliarnos con el Dios santo y justo. Lo hizo por amor, dio su vida para salvarnos.
Entonces, ¿es Dios indiferente? No. ¡Quienes son indiferentes son los hombres! Muchas personas rechazan la salvación, la vida eterna que Dios ofrece gratuitamente a todos los que aceptan a Jesús como su Salvador. Dios, en cambio, “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).
Génesis 17 – Mateo 9:18-38 – Salmo 9:1-10 – Proverbios 3:11-12