Muchos de nuestros contemporáneos reconocen en Jesús un ejemplo a imitar, un maestro, e incluso un profeta. La Biblia nos cuenta mucho más sobre él. Nos dice que Jesús, el carpintero de Nazaret, el amigo de los pobres y los pecadores, es Dios mismo. Él creó la tierra y todo lo que en ella hay; en su mano está el aliento de todo ser viviente.
Los evangelios presentan a Jesús, Dios-hombre, yendo de un lugar a otro. Pobre entre los pobres, cercano a los abandonados, a los ciegos, a los paralíticos, a los excluidos de la sociedad, es un Dios que cura, un Dios que perdona, que resucita a los muertos y que da la vida eterna.
Pedro reconoció en él al “Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Al ver a Jesús resucitado, Tomás exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28). Juan escribió: “Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Durante el juicio contra Jesús, cuando los líderes religiosos le preguntaron: “¿Eres tú el Cristo?”, Jesús respondió: “Yo soy” (Marcos 14:61-62). Entonces lo acusaron de blasfemia y lo condenaron a muerte.
¿Quién es Jesús? Esta es la pregunta central de la fe cristiana. ¡Es la pregunta fundamental para cada uno de nosotros, porque nuestra vida presente y nuestro futuro eterno dependen de la respuesta que demos ahora!
Génesis 3 – Mateo 3 – Salmo 2:7-12 – Proverbios 1:10-19