«Me llamo Elaïs, tengo 24 años y estudio psicomotricidad. Crecí en una familia que amaba a Dios, una familia cristiana.
¿Le resulta difícil creer en Dios? Personalmente, nunca he tenido problemas para creer en la existencia de Dios. Pero para mí, Dios era lejano. En el fondo sabía que una vida con Dios es una vida emocionante… y yo buscaba realmente esa vida. Por ello me involucré mucho en la iglesia; fui a Toronto a servir a los pobres y a vivir con ellos… Disfruté haciendo todo eso. Pero, aunque estaba involucrada con todo mi ser en esta obra, esto no era suficiente para estar cerca de Dios. Seguí viendo a Dios como un Dios distante.
Mi vida cambió realmente durante una reunión cristiana en la que me di cuenta de que Dios es un Dios cercano y que siempre había estado a mi lado. Me emocionó mucho tener esta revelación concreta de Dios y de su amor por mí. También comprendí un concepto maravilloso: el de la gracia, el hecho de que no podemos ganarnos el amor de Dios. ¡Eso verdaderamente me quitó un peso de encima!».
Deuteronomio 22 – Juan 13:1-20 – Salmo 119:65-72 – Proverbios 26:11-12