La Buena Semilla: Jueves 10 Octubre
Jueves
10
Octubre
(Jesús) no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos.
Marcos 6:5-6
Al oírlo (al centurión) Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Mateo 8:10
Jesús se asombró

En los evangelios, dos veces vemos que Jesús se asombró, sea ante la incredulidad o ante la fe de aquellos que le rodeaban. No se trata de un asombro en el sentido de que Jesús se sorprendió por un acontecimiento inesperado, pues él es Dios y sabe todo de antemano.

La primera vez fue en Nazaret, ciudad donde creció y trabajó como carpintero (Marcos 6:3). Pero cuando empezó a predicar el evangelio allí, todos se mostraron tan incrédulos que el Señor se sorprendió. Deberían haber confiado en él, porque lo conocían y habían visto su comportamiento. Pero una buena conducta no es suficiente para tocar el corazón…

La segunda vez fue en Capernaum. Un centurión romano rogó a Jesús que curara a uno de sus criados. Consciente de la grandeza del Señor, se sintió indigno de recibirlo en su casa. También sabía que la tradición prohibía a un judío entrar en la casa de un extranjero. Por ello sugirió a Jesús que curase a su siervo con una palabra. Esta fe en el poder de la palabra de Jesús maravilló a nuestro Señor y la resaltó en público.

Cuando queremos hablar del Señor, a veces también nos sorprende la incredulidad de algunas personas que se encuentran en una situación aparentemente favorable para recibir el Evangelio; o, al contrario, la fe de otras personas que se hallan en circunstancias poco favorables.

Pero, como el Señor, sigamos anunciando el Evangelio a todos, sin distinción.

Deuteronomio 4:25-49 – Juan 4:1-30 – Salmo 115:1-8 – Proverbios 25:1-3