Tras un viaje de 3. 200 millones de kilómetros, la sonda espacial japonesa Hayabusa 2 llegó muy cerca al asteroide Ryugu, el 27 de junio de 2018. El objetivo de esta misión era recoger información que ayudase a investigar el nacimiento del sistema solar y el origen de la vida.
¡Cuánta energía, cuánto trabajo, cuántos conocimientos acumulados y dinero invertido para tratar de comprender el origen de la vida! Pero la pregunta sigue sin respuesta, porque el hombre rechaza la revelación que solo su Creador puede dar sobre los orígenes.
La Biblia dice que Dios creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1). Él creó los animales. Creó al hombre a su imagen y semejanza (véase Génesis 1:20-27); “sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7).
Dios es el origen de todo lo que existe. Él es la fuente de la vida. Por haber desobedecido a Dios, el hombre fue condenado a muerte. Pero Dios no quiso dejarlo en ese estado. El apóstol Pablo nos recuerda: “Estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1), es decir, sin la vida de Dios, sin una relación con él. Jesucristo, el “Autor de la vida” (Hechos 3:15), entró en la muerte y luego resucitó, para dejar sin poder al que tenía el imperio de la muerte, es decir, al diablo (Hebreos 2:14). Jesús “quitó la muerte y sacó a luz la vida” (2 Timoteo 1:10). Incluso da una nueva vida a todos los que creen en él.
Jeremías 29 – 1 Corintios 4 – Salmo 100 – Proverbios 22:5-6